viernes, 2 de septiembre de 2011 | By: Famara González Díaz

Te Quiero Paca...





Para mi tía,
una mujer valiente y luchadora, dibujante de sonrisas en la noche más desoladora.

Quiero agradecerte mediante estas palabras lo que significas en mi vida y demostrarte de una manera diferente, que la sangre no limita a las familias, ya que ustedes son parte de la mía.

Gracias, por recibirme con los brazos abiertos desde el primer día, dándome todo ese cariño que tan bien me sienta; tus abrazos me protegen de todo mal que hay a mi alrededor y me aportas la paz que necesito. Y por escucharme, ayudarme y darme esos grandes consejos de madre que me ayudan a salir adelante.

Me siento afortunada por pertenecer de una pequeña manera a tu familia, al igual que estoy muy orgullosa de haber aprendido de ti. Me has enseñado a luchar por la vida, por mí y por las personas que quiero, como también sacar fuerzas en los momentos más difíciles. 


Y como tu aprendiz te aconsejo que dejes que la fe te guíe e ilumine caminos secretos en tus sueños, donde tus pensamientos callan, tus sentimientos toman protagonismo y se funden con el recuerdo de tu marido.

Disfruta de tus hijas, deja que se empapen de tu sabiduría y cogan como guía tu gran forma de ser. No entristezcas cuando levanten vuelo y abandonen el nido, sino siéntete orgullosa de las tres mujeres que sacaste adelante gracias a tu amor y fuerza. Al igual que ellas estarán orgullosas de tener una madre que les ha enseñado todo, como en cada momento ha estado con ellas.


Te quiero muchísimo Paca. Has sido, eres y serás una persona muy importante en mi vida. Espero que nuestros caminos sigan el mismo cauce y así poder seguir disfrutando de tu compañía. Y recuerda que estaré para ayudarte en lo que surga, sin importarme el lugar o el día.

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