La palabra, el arma más destructiva.
Esa que calla y mata,
dejando una cicatriz perpetua en el alma.
Fuerza invisible que sale de la boca del hombre,
envenenada de rencores y reproches.
La palabra, tan vacía y barata,
que sale disparada sin reflexionar
si quiera, en el daño que causa.
No tiene tregua ni edades.
Tampoco se pueden suprimir, menos aún olvidar,
aunque sí es de sabios rectificar.
Lástima que se interponga el orgullo,
que la enturbia a más no poder... sin piedad.
PD: me quedé encajada pero en otro momento, espero poder acabarla.
Esa que calla y mata,
dejando una cicatriz perpetua en el alma.
Fuerza invisible que sale de la boca del hombre,
envenenada de rencores y reproches.
La palabra, tan vacía y barata,
que sale disparada sin reflexionar
si quiera, en el daño que causa.
No tiene tregua ni edades.
Tampoco se pueden suprimir, menos aún olvidar,
aunque sí es de sabios rectificar.
Lástima que se interponga el orgullo,
que la enturbia a más no poder... sin piedad.
PD: me quedé encajada pero en otro momento, espero poder acabarla.
3 comentarios:
He llegado hasta aquí y me ha gustado tu entrada,te sigo.Saludo.
Me estaba gustando tus palabras y me dejaste con la miel en mis labios.
Las palabras hay que decirlas cuando debes decirlas.Cuando las circunstancias del momento te exija, es bueno soltarlas al aire tal como te surgen del corazón.Muchas veces es mejor las palabras que los actos envenenados.No vale el que alguien esté callado y mentalmente te hable.A través de sus gestos y miradas, se adivina la maldad del pensante.En resumen:las palabras según como se digan, pueden herir, pero si unas palabras te hieren, por algo sera...
Mis saludos un placer leerte, viva la poesía ..!
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